El festival de la gaseosa, este año, abandonó el Club Ciudad de Buenos Aires para trasladarse a la Ciudad Deportiva de Boca Juniors. La llegada al predio fue, entre nubarrones grises y amenazantes, con O´Connor como banda de sonido. Antes había sido el turno de Humo del Cairo, Tristemente Célebres, Cabezones… Zigzagueando entre charcos y controles de cacheo, nos adentramos en el lugar para observar la última mitad del set del ex vocalista de Hermética y Malón, quien ha conseguido una formación que lo respalda de manera excelente. El punto más alto del concierto fue “Del camionero”, el clásico de la H, pero la banda sonó ajustada durante todo el show.
A su término, hubo un bache llamado Barilari que nos permitió recorrer por los otros escenarios (2), los diferentes stands, el aparetejo ese percusivo que pende cual pulpo de parque de diversiones…y no dio para ver la pantalla 3D porque estaba el enano del peluche nuevo en la cabeza e iba a ser aún más impresionante y propulsante a un ataque de epilepsia que verlo en vivo. Eso sí, los minutos pasaban y se acercaba la hora.
Y así fue como lo gris se convirtió en negro. Y las nubes dejaron de ser la amenaza de lluvia constante para transformarse en un techo imaginario que no dejaba ver ni una sola estrella. Y se apagaron las luces…y comenzó ese murmullo propio de la expectativa antes de que comience algo importante. Y fue a las 20:05 que las estrellas ausentes en el cielo descendieron para presentarse en el escenario principal.
Luego del paso fugaz de Alain Johannes por el stage 1, Queens of the Stone Age arremetió sobre las tablas con “Feel Good Hit of the Summer”, un derechazo al mentón lleno de rock y psicodelia que dejó en claro a qué venían los reyes del desierto. Promediando el segundo tema, “The Lost Art of Keeping a Secret”, comenzó una lluvia incesante que nos acompañaría durante todo el show. El motivo de tal apertura fue por el décimo aniversario de Rated R, del cual se ha editado, recientemente, una versión deluxe.
La lista de temas recorrió toda la discografía de la banda, con excepción de su placa debut. Esto marca un cierto reniego del pasado más lejano, aquél relacionado con el Stoner más puro, y un acercamiento al rock de Eagles of Death Metal, uno de los proyectos paralelos de Josh Homme.
De todas formas, el concierto terminó con “Go with the Flow”, “No One Knows” y “A Song for the Dead”. Una combinación mortal del mejor disco de su carrera, “Songs for the Deaf”, ese que grabaron con Dave Grohl tras los parches y con los irremplazables Nick Olivieri (bajo), y Mark Lanegan (voces). Esto no va en detrimento de la formación actual de los Queens, que es de altísimo nivel y brindaron 70 minutos rockeadísimos, aunque le faltó algo de potencia al volumen.
Al término del show épico de QOTSA, producto de una lluvia torrencial que declinó hacia el final, dos teclados que aportan esa psicodelia a la que nos referíamos en el comienzo, riffs guitarreros incansable, la batería de Joey Castillo que marca el tempo constantemente, un Josh Homme que es un frontman único sin necesidad de demagogia y un final espectacular, nos embarcamos hacia el escenario 2 para ver a Los Natas.
Se lo notó algo enojado a Sergio Ch. (“a veces se gana; a veces se pierde”), pero eso no lo transformó en frustración sino en un concierto impecable. El malestar del líder de la banda Stoner por excelencia, en la Argentina, tiene sus razones: no tocar en el epicentro del festival; la gente que se quedó mirando la nada en lugar de apreciar la performance que ofrecieron; y otros pormenores que suceden en fechas de este estilo.
El repertorio de Los Natas se basó en canciones de “El hombre montaña” y “El nuevo orden de la libertad”, aunque les dio un regalo a los presentes: “Meteoro 2028”, con la cual cerraron el concierto. El trío mostró la solidez acostumbrada y, desde un principio, demostró porqué son una agrupación imperdible en el directo. La combinación demoledora de la batería de Sergio Brodie y esa pared infernal que forma el bajo de Gonzalo Villagra, más el sonido valvular de la SG de Sergio hacen una experiencia musical única.
Y, por último, llegó el acto más esperado de la jornada. La caminata hacia el escenario principal fue entre gotas aisladas y ansiedad por ver qué nos darían los rejuntados Rage Against The Machine. Y los primeros acordes de Tom Morello, luego de ese flanger rabioso, dejó todo al descubierto: una demostración de poder, virtuosismo, energía y ese rap metal tan característico de los angelinos que Zack de la Rocha lleva un nivel más allá.
RATM dio un concierto casi perfecto desde lo musical. La forma de tocar de Morello es única: por momentos es repetitivo y hasta puede parecer vendehumo, pero no se puede negar que utiliza las seis cuerdas y más, que experimenta hasta el límite y que eso le dio un estilo totalmente particular y original.
El punto más flojo es el discurso que lleva adelante la banda desde sus inicios: contradicciones del anticapitalismo que pregonan, pero que terminan cayendo dentro de ese sistema que combaten. Y un discurso algo endeble que deja en evidencia esas contradicciones con las que tuvieron que convivir durante toda su carrera. La causa puede ser noble, pero también peligrosa para ser consecuentes.
El resultado final del concierto de Rage Against The Machine fue una demostración de lo mejor de los 90s, al menos de una parte, la década que dio las últimas grandes bandes en lo que refiere a la música más hard (Grunge, Sludge, rock alternativo, rock y metal, entre otros).
Y para hacerlo aún más impresionante, la lluvia volvió en los bises (Freedom y Killing in the Name Of) para terminar una apertura al más alto nivel con Queens of the Stone Age, RATM y Los Natas como los puntos más álgidos del primer día de un festival que no es la mejor opción…si pudiéramos elegir.
En www.jardinelektrico.blogspot.com pueden ver la apertura de Rage Against The Machine.